jueves, 3 de noviembre de 2011

Tres días en Bolonia

En esta última semana hemos tenido tres jornadas, tres, de escalada aficionada extrema en San Bartolo, Bolonia. Con el rollo del boulder, se nos habían juntado trece pavorosos días sin hacer cuerda. Pablo y yo hablábamos por el Facebook: "Que tengo muchas ganas de escalar", "Yo también", "Que he ido a una reunión de alcohólicos anónimos y yo estaba peor que ellos", "Te entiendo".

El miércoles pasado era nuestra última oportunidad de ir una tarde entre semana antes del cambio de hora. Un poco extremo, no os digo que no, pero había que quitarse el mono de alguna manera. Aterrizamos allí Guille, Maribel, Ara, Juanjo y yo. Yo no tenía muy claro si nos iba a merecer la pena, pero estaba tan harta del curro y de la vida y tenía tantas ganas de tocar roca que fui.

No conocía Mosaico y me impresionó. Luego colgaré fotos, que ahora mismo no las tengo aquí, pero imaginad una preciosa pared de arenisca rojiza atravesada por un recuadro de grietas, como un caparazón gigante de tortuga. Dependiendo de la parte, las grietas ofrecen algún canto bueno o mutan sigilosamente a regletas destrozayemas. Los árboles talados le quitan belleza, pero le añaden cierta presencia imponente de desierto californiano. Nada más llegar ya estábamos todos acercándonos a la pared, sin cuerda ni nada, acariciando suavemente los cantos con magnesio mientras pensábamos a qué le íbamos a dar primero.

Ese día encadené a vista "Gente impresentable", V+. Yo sé que encadenar a vista un quinto no me convierte en Chris Sharma, pero es que queda como super guay decirlo y así lo puedo apuntar en 8a.nu como "Onsight". Después le di un pegue a Mosaico al torro que fue mortal de la vida. ¡Cómo peta Mosaico! Como muy bien describe Spiderclimb, hay agarres que parecen cantos pero no lo son y un ligero desplome que destroza tus antebrazos. Aun así, preciosa preciosa vía que intentaré hasta que encadene. El que sí encadenó fue Pablo, al segundo pegue y con una fluidez y elegancia que me quedé flipando mientras le aseguraba. No me dio tiempo a decir "venga Pablo que tú puedes" cuando él ya había podido y estaba en la reunión.

Guille encadenó quintos conmigo y decidió reservarse Mosaico para otra tarde más tranquila. Hicimos los dos "Me enamoré de la dependienta", V+, y yo además le di un pegue exprés a gente impresentable para quitarle las cintas. Pegue exprés, nunca mejor dicho, jijiji. Una vez más, me quedé asombrada de lo que cambian las cosas cuando una va al torro: la misma vía que me había costado hacer por aquello del miedo, la terminé en no más de tres minutos de reloj.

Volvimos cansados pero contentos después de la experiencia escalemos como si no hubiera un mañana porque se nos va la luz. Pablo y yo nos tomamos la cerveza en el roco, donde la gente nos miraba como si saliéramos de una realidad paralela: "¿en serio habéis ido hoy a escalar? Pero no os habrá dado tiempo a casi nada, ¿no?". La verdad es que no trepamos mucho muchísimo, pero a mí me compensó poder alejarme de la rutina, reencontrarme con la roca y echar una tarde con los amigos. ¿Qué son dos horas de coche al lado de eso?

Retorno a San Bartolo el domingo del puente, después de pasar el sábado atormentada por la resca post-concierto de Vetusta Morla. Cambio de sector y reencuentro con las adherencias, la penumbra y el sentido del equilibrio.

Comenzamos en la Habitación, donde después de calentar en los quintos de adherencia de la pared del Sol todos nos picamos (en función de nuestras habilidades) con dos vías: Reina de la Noche, 6a y Sara, 6b. Reina de la Noche es una vía corta, explosiva, con cantos y algún que otro pasito curioso. Sara algo similar, cambiando cantos por regletas en algún punto complicado y con el añadido coyuntural de tener boquetes llenos de agua en la parte superior. Después de varios pegues, allí no encadenó nadie: Pablo se empeñaba en hacer el principio de Sara rollo bloque complicado por Navalosa, Domingo no terminaba de hallarse en la parte superior y yo me atascaba en el último paso de Reina de la Noche. Aun así, como lo importante es intentarlo, ni una queja, muchas risas y cambio de sector.

San Bartolo estaba sorprendentemente tranquilo para ser domingo de puente. Cuando llegamos a los Buitres y a la Armónica apenas había un par de cordadas más, que se fueron casi enseguida. Son dos sectores mágicos escondidos detrás de los eucaliptos que todavía quedan en la zona, con vías tan bonitas y técnicas como Alf, 6b. Para allá se fue la mitad de la expedición mientras Domingo y yo nos metíamos con Esto sí que es seis a, 6a. Él le puso las cintas y me preguntó si iba a ir al torro. "Qué va, yo de primera", contesté, más chula que un ocho. Es que lo de dar torros de prueba cada vez me convence menos, a no ser que los vuelos sean chungos o que la vía esté muy por encima de mis posibilidades. Al final lo que haces es probar la vía sin probarla realmente, porque no estás teniendo en cuenta tus niveles de agotamiento debido al estrés, o las veces que tendrás que pararte para chapar.

Así que allí que me fui, y cuál no sería mi sorpresa cuando encadené al primer pegue una vía muy bonita, que requiere equilibrio y cierta técnica. Me quedé super orgullosa. Luego le di un pegue a Alf, y un torro rápido apresurado por la oscuridad a Espina de Medusa, 6a+. Todo el mundo me había hablado tanto de Alf que yo pensaba "bueno, no será para tanto". Pero sí que lo es, de verdad, qué vía más bonita, qué variedad de pasos y de agarres, qué técnica más precisa exige. Me quedo soñándola para la próxima visita.

Domingo encadenó se meó El primero que suelte el café, paga, 6c+. Irene le dio de primera a Alf con valor, alegría y superación del miedo. Pablo se quedó con las ganas de encadenarla por la falta de tiempo y luz, pero con la habilidad que gasta últimamente, seguro que no se le resiste. Y los demás pues no tengo claro lo que hicieron, que allí había un trasiego de cordadas, pegues, torros y apretadas que tampoco lo puedo registrar todo cual cronista de Desnivel.

La tercera jornada de escalada la protagonizamos Ara, Kpot y yo, los más motivados de Cádiz o, quizá, los que no teníamos que currar el lunes. Vuelta a Mosaico, donde Kpot le dio un par de pegues a Saratoga, 8a, mientras yo le aseguraba con altos niveles de estrés. Yo le di un pegue a Mosaico de primera (mortal, colgándome en todas las chapas, nada Guerrera de la Roca) y un muy buen primer pegue a No es broma, es kanfor, 6a+, donde sólo me caí dos veces. Ara hizo las tres vías al torro, con algunas dificultades debido al miedo principiante que todos hemos pasado pero con un gran espíritu de superación.

Y aquí termina la crónica de nuestras tres últimas jornadas de escalada, que nos dejan a todos con un gran sabor de boca y la mente llena de proyectos, cuentas pendientes y próximos pegues, rogándole al tiempo que nos traiga un precioso sol este fin de semana y nos deje seguir soñando en vertical.

No hay comentarios: